Es frecuente encontrar a muchas personas, especialmente mujeres que han estado fuera del mercado laboral, bien por haberse dedicado al cuidado de sus hijos, o bien porque la crisis no les ha permitido encontrar un empleo, diciendo que no tienen ninguna competencia.
"Error", todos tenemos muchas competencias y la mayoría, no se aprenden en el entorno laboral. Como diría algún amigo, "se traen de casa".
Pónganos un ejemplo que todos podemos reconocer: María, madre de dos niños menores de 6 años con pareja en trabajo temporal e ingresos suficientes solo para pagar los gastos corrientes del mes. Lleva unos años sin trabajar porque hasta ahora los diferentes horarios de sus hijos, no le permitían apostar por un trabajo remunerado fuera de casa que pudiera compatibilizar con sus necesidades familiares.
Si miramos más allá, podemos ver que María no ha perdido este tiempo, sino que lo ha invertido en desarrollarse.
De vez en cuando, al mal humor de su pareja tras un día de perros en el trabajo, se le unen dos niños especialmente pesados y una llamada impertinente de su suegra, sin que María pierda los nervios. Sin duda esto le ha permitido desarrollar una paciencia benedictina, o en términos más actuales, su nivel de “resilience” que no es otra cosa que la paciencia o resistencia para enfrentarse a situaciones inciertas y exigentes sin perder los nervios.
Hace unos días, sus dos hijos han tenido que ir vestidos de carnaval el día designado por el cole, y claro, ¿qué padre o madre se resiste a que sus niños no lleven el mejor disfraz?. Ha mirado varios tutoriales en internet, ha comprado los materiales en “el Chino” más cercano y les ha hecho unos fantásticos disfraces que pasarían por modelos de un musical de la Gran Vía. Ahí están: capacidad de aprendizaje, de planificación, de adaptación a las circunstancias y de gestionar un presupuesto de forma eficiente.
Además, Maria no tiene ningún tipo de ayuda, su familia vive fuera de la ciudad y debe ser independiente: ella limpia su casa, plancha la ropa, cocina, lleva y recoge del cole a los niños, elige su ropa, hace la compra… estaréis conmigo en que María ha desarrollado la capacidad de organización, de relación con personas diversas, y que es capaz de realizar diferentes tareas con eficacia.
Con todas estas competencias, ¿contratarías tú a María? Yo sí.
Dedicado a todas las Marías de este mundo.